sábado, 24 de mayo de 2008

Nii-jima, el paraíso en Tokyo...(Primera Parte)

¡Hola a todo el mundo!

Hoy quiero daros una envidia de la muerte. Estoy lejos de casa, no como jamón, ni tortilla de patatas, ni el cocido tan rico de mi madre...ni nada de nada...pero en el puente de mayo me fui de viaje, a Nii-jima, para desconectar, para recuperarme de tanto trabajo y tan pocas vacaciones. Y el resultado fue maravilloso, solo hay que verme la cara...


¿Es esa una cara feliz?


Nii-jima es una pequeña isla del archipíelago de las Islas de Izu. Este archipiélago está administrado por el ayuntamiento de Tokyo, así que, técnicamente, no salí de Tokyo, pero el cambio salta bastante a la vista, ¿que no?

Llegamos a Nii-jima en un barco nocturno que iba muy muy despacio. Salimos a las 22:00 del puerto de Tokyo, en Odaiba, y llegamos a la isla a las 8:35 de la mañana. Está como a 160km al sur de Tokyo, pero el barco se lo tomó con tranquilidad.
Como no había mucha gente pudimos dormir la mayor parte del tiempo ocupando varios asientos. Pero cuando me levanté, a las 7:30 me quedé con una cara de boba increíble...y no era por el solazo que había, si no por lo bonito que estaba el mar, el barco y las islas...


"Con diez cañones por banda"



Nii-jima es una isla pequeñita. La población por lo visto no supera los 2.800 habitantes y su economía como ya habréis podido imaginar, está basada en el turismo. Es famosa por un pescado maloliente, un licor bastante fuerte, y los surfistas...

En un de sus playas llamada Habushi, es donde los surfistas lucen sus cuerpecitos de neopreno...Yo en cambio preferí lucir palmito español. La foto con la que abro esta entrada está tomada allí. Y, a pesar de estar a primeros de mayo, en la playa se estaba divinamente, incluso nos quemamos un poquito.


Yo quiero una de estas detrás de casa...

En Nii-jima nos movimos con unas bicis que alquilamos. No nos dejaron alquilar ni coche ni moto porque decían que nuestras licencias no eran válidas...pero bueno, la bici nos hacía el apaño. Nos daba un hambre y sobre todo un cansancio que "pa'qué".
Uno de los sitios al que fuimos bastante fue el Yunohama onsen, unas aguas termales saladas donde casi me escaldo, pero donde allí se estaba de vicio...y lo mejor de todo es que ¡era gratis! y ¡mixto!...no olvidaré ese chico de Okinawa...¡que cuerpazo! No penséis nada raro, íbamos todos vestiditos con nuestros bañadores y bikinis.


¿Qué es aquello que a lo lejos se divisa? ¿El partenón?



No os podéis ni imaginar lo bien que se siente uno metido en el agüita caliente viendo esa vista...en fin, que no os lo puedo explicar con palabras...





Bueno, hoy hasta aquí. Habrá una segunda entrega, que si no no os puedo poner los dientes largos lo suficiente...jejeje!
Un beso grande y espero que hayais viajado conmigo un poquito.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué envidia!!!
Yo también necesito unas vacaciones así: con aguas termales, playas, surfistas (si me oye Octavio me mata...). Y es que se va notando el final de curso y después de nueve meses una está ya oxidá...
Pero bueno, yo sé que a ti también te hacían falta ;) así que me alegro de que lo pasarais bien.
Un besito desde españa!